Bulgaria y Rumanía quieren poner fin a más de una década de espera para entrar en Schengen

Bulgaria y Rumanía quieren poner fin a más de una década de espera para entrar en Schengen

Tras más de una década de esfuerzos, la candidatura deBulgaria y Rumanía para incorporarse al espacio Schengen se enfrenta a otro momento crucial.

Se espera una decisión para finales de 2023 que podría permitir finalmente a ambos países entrar en la zona libre de controles fronterizos o prolongar su espera.

Lo que está en juego

Bulgaria y Rumanía han cumplido técnicamente todas las reformas y condiciones exigidas para entrar en Schengen desde 2011.

Sin embargo, la oposición de un pequeño número de Estados miembros ha frustrado en repetidas ocasiones sus intentos de adhesión por motivos de corrupción judicial y migración irregular.

Austria se ha opuesto firmemente a ambas candidaturas debido al elevado número de inmigrantes y solicitantes de asilo que cruzan sus fronteras.

Los Países Bajos también han planteado problemas de Estado de Derecho específicos de Bulgaria.

Mientras tanto, Bulgaria y Rumanía han intentado activamente disipar estas preocupaciones mediante reformas continuas y diplomacia bilateral. Argumentan que su adhesión reforzará Schengen en lugar de debilitarlo.

La larga espera pasa factura

Más de una década fuera de Schengen ha supuesto un coste económico y social considerable para Bulgaria y Rumanía.

Los ciudadanos de ambos países se enfrentan a retrasos, burocracia y gastos adicionales cuando viajan al extranjero. Los camioneros rumanos y búlgaros pueden esperar de horas a días en las fronteras, frente a una media de diez minutos sin controles.

Losexpertos calculan que cada año se emiten46.000 toneladas de CO2 por los vehículos atascados en las fronteras, lo que perjudica al medio ambiente. La salud de los conductores y residentes fronterizos también se resiente por el aumento de la contaminación.

El Parlamento Europeo y la Comisión estiman que la prolongación de las esperas genera importantes costes económicos de oportunidad. Además, favorece la propaganda contra la UE y socava la influencia del bloque a escala mundial.

Intentos de adhesión

A Bulgaria y Rumanía se les denegó la entrada en Schengen en 2011 y han intentado la adhesión desde entonces.

El último avance se produjo el 1 de enero de 2023, cuando la UE aprobó la adhesión de Croacia, pero volvió a rechazar a Bulgaria y Rumanía.

Austria alegó el mal funcionamiento de las fronteras exteriores para rechazar ambas candidaturas.

Los Países Bajos expresaron su preocupación por la independencia judicial y la corrupción de Bulgaria.

Los rechazos causaron profunda consternación en Sofía y Bucarest.

Sobre todo las generaciones más jóvenes lo consideran una discriminación injusta que podría agriar su visión de la UE.

El Parlamento Europeo y la Comisión respaldan firmemente las candidaturas de Bulgaria y Rumanía. El Parlamento aprobó una resolución en laque denunciaba las continuas negativas por carecer de justificación jurídica.

¿Y ahora qué?

Bajo su presidencia rotatoria de la UE, que finaliza en diciembre de 2023, España ha prometido celebrar otra votación sobre la aceptación de Bulgaria y Rumanía.

La reunión del 5 de diciembre de los ministros de Justicia e Interior incluye actualmente sus candidaturas como una posibilidad.

ElPrimer Ministro búlgaro, Nikolay Denkov, y la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, insisten en que la espera se ha prolongado demasiado. Sostienen que seguir denegando la entrada sería inaceptable y desmotivador.

Como reacción, Austria mantiene su oposición. Sin embargo, su Presidente ha expresado su esperanza en un resultado positivo.

Los Países Bajos podrían aprobar la candidatura de Bulgaria si se cumplen el resto de condiciones del Estado de Derecho.

Repercusiones para los viajeros y los inmigrantes

La adhesión de Bulgaria y Rumanía a Schengen facilitaría considerablemente los viajes de los ciudadanos de la UE. Los turistas y otros visitantes de corta estancia de los países Schengen podrían entrar sin controles de pasaporte.

Los inmigrantes de larga duración, como nómadas digitales, estudiantes y familias, también podrían beneficiarse de la reducción de fronteras. Sin embargo, seguirían necesitando visados y permisos nacionales para residir y trabajar legalmente.

Todos los viajeros se beneficiarían de pasos fronterizos más rápidos y menores costes de transporte al reducirse los retrasos y la burocracia.

Sin embargo, el Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS) seguiría siendo obligatorio para los visitantes de países no pertenecientes a la UE a partir de mayo de 2025.

Repercusiones en la política de inmigración

La adhesión de Bulgaria y Rumanía no afectaría directamente a las leyes o políticas de inmigración de la UE.

Las normas nacionales sobre inmigración a largo plazo y procedimientos de asilo seguirían siendo competencia exclusiva de cada Estado miembro.

Sin embargo, ampliaría el espacio Schengen sin fronteras a más de 400 millones de ciudadanos de 29 países.

Esto podría aumentar los llamamientos a reforzar las fronteras exteriores y la cooperación en cuestiones de migración irregular y asilo.

Por el contrario, su adhesión podría demostrar la viabilidad de Schengen a pesar de la afluencia de inmigrantes.

Esto debilitaría el argumento de la seguridad de las fronteras exteriores contra la ampliación.

Austria y otros Estados escépticos también podrían ver reducidos sus motivos para seguir oponiéndose a la adhesión de Rumanía y Bulgaria si la próxima votación los aprueba.

El veredicto final

Más de una década después de cumplir los requisitos técnicos, Bulgaria y Rumanía pueden estar por fin a punto de incorporarse a Schengen si la mayoría de los Estados miembros da su consentimiento.

Su adhesión supondría el cumplimiento por parte de la UE de su promesa de plena integración. También beneficiaría a viajeros y empresas gracias a la reducción de fronteras y obstáculos.

Sin embargo, no puede descartarse un resultado negativo si se mantiene el statu quo. Austria y los Países Bajos aún albergan dudas que los esfuerzos bilaterales podrían no disipar de forma decisiva.

Así pues, la votación de diciembre marcará la pauta sobre si el futuro sin fronteras de la UE incluye a Bulgaria y Rumanía o las deja varadas como valores atípicos.