Dinamarca revoca los permisos de residencia a los refugiados para viajar de vuelta a casa

Dinamarca revoca los permisos de residencia a los refugiados para viajar de vuelta a casa

A partir del 1 de enero de 2024, se revocará el permiso de residencia temporal a los refugiados en Dinamarca que regresen a sus países de origen.

Esto se produce después de que el Parlamento danés votara el 7 de diciembre de 2023 la modificación de la Ley de Extranjería.

La nueva norma

La enmienda anula el anterior límite de 10 años, lo que significa que los permisos pueden ser revocados independientemente del tiempo que un refugiado haya vivido en Dinamarca.

Como se explica en la página web de Nuevo en Dinamarca: "Cuando asumamos que ya no corre el riesgo de ser perseguido en su país de origen, su permiso de residencia podrá ser revocado".

Antes, sólo se arriesgaban a la cancelación quienes viajaban a su país en los 10 años siguientes a recibir su primer permiso.

Ahora, según el Servicio de Inmigración danés, "si usted es un refugiado con permiso de residencia temporal en Dinamarca y en algún momento viaja a su país de origen después de la entrada en vigor de la nueva normativa", el permiso puede ser revocado al considerarse que el refugiado ya no corre peligro.

¿A quién afecta?

Las nuevas normas sólo se aplican a los viajes a partir del 1 de enero de 2024.

Los refugiados que regresaron a su país antes de esa fecha no se verán afectados.

Tampoco se verán afectados los que tengan permiso de residencia permanente ni los refugiados que viajen por otros motivos además del asilo.

Además, no se han introducido cambios en las restricciones de viaje de los pasaportes de convención y de extranjero.

Éstas seguirán impidiendo el regreso de los refugiados hasta que hayan vivido en Dinamarca durante 10 años.

¿Cómo pueden perder el permiso de residencia los refugiados?

Según el Servicio de Inmigración, hay varias formas de retirar el permiso temporal a los refugiados.

Facilitar información falsa para obtener un permiso conlleva la revocación automática cuando se descubre.

Viajar con frecuencia al extranjero o específicamente a su país de origen también es motivo de cancelación.

Si un refugiado es considerado una amenaza para la "seguridad nacional, el orden público, la seguridad o la salud" de Dinamarca, también se le puede revocar el permiso.

El 15 de diciembre, Noruega también cambió sus normas para permitir que los ucranianos bajo protección temporal perdieran el derecho de residencia por viajar a su país.

Anteriormente, los ucranianos eran la única nacionalidad exenta en Noruega.

Dinamarca defiende su polémica decisión

El gobierno danés defiende este cambio de política como necesario para desalentar las solicitudes de asilo infundadas.

Según se cita en los medios de comunicación, "las personas que pueden viajar de ida y vuelta al país del que huyeron no necesitan protección".

Los críticos replican que los refugiados pueden tener razones válidas para visitar su país, como emergencias familiares.

Asumir automáticamente que no sufren persecución puede ponerlos de nuevo en peligro.

Los grupos de derechos humanos tienen previsto supervisar la aplicación y los efectos de la ley.

Advirtieron de que la pérdida del permiso de residencia podría separar a las familias u obligar a las personas a regresar a situaciones aún inseguras.

Aunque los problemas de seguridad dificultan la libertad total de circulación, los defensores de los derechos humanos instan a evaluar con matices los casos individuales antes de revocar el estatuto.

El endurecimiento de las normas crea incertidumbre entre los viajeros de la UE

La nueva política danesa plantea dudas a los ciudadanos de la Unión Europea (UE ) que viajan o inmigran a largo plazo.

El programa de exención de visado ETIAS, que se pondrá en marcha en mayo de 2025, pretende mejorar la seguridad y facilitar los viajes a la UE.

Sin embargo, el endurecimiento de los requisitos de residencia podría crear barreras.

Para las familias de la UE que se trasladan a Dinamarca para trabajar o estudiar, la ley crea incertidumbre.

Si se revoca la residencia por visitar el país, se interrumpen servicios esenciales como la escolarización.

Los inversores también pueden dudar a la hora de desarrollar activos y negocios si no tienen garantías de residencia.

Incluso los turistas de la UE podrían sentir los efectos si la ley se amplía para restringir a otros tipos de visitantes.

Al tiempo que mejora el control, Dinamarca corre el riesgo de perjudicar al turismo y a su reputación de destino acogedor.

Mientras los países de la UE equilibran los derechos de los refugiados y la seguridad, la política de Dinamarca señala una postura más dura.

Para los ciudadanos de la UE acostumbrados a un fácil acceso intraeuropeo, esto es un indicio de posibles restricciones futuras.

La medida de Dinamarca afecta a la coordinación de la UE en materia de inmigración

La decisión unilateral de Dinamarca contrarresta los recientes esfuerzos de la UE por armonizar las políticas de inmigración y asilo.

La Comisión Europea pretende crear un procedimiento común para 2024.

Sin embargo, la nueva ley danesa se desvía de la orientación de la UE hacia la protección, no hacia la revocación automática del estatuto.

Esto complica la gestión integrada de las fronteras y corre el riesgo de que los solicitantes de asilo elijan puntos de entrada alternativos en la UE.

Dado que Dinamarca optó por no aplicar las leyes de justicia y asuntos de interior de la UE, conserva su independencia sobre las normas nacionales de inmigración.

Aun así, su postura sobre los refugiados presiona a la UE en unas negociaciones políticas ya de por sí polémicas.

Dado que el éxito de Schengen requiere coordinación, el enfoque contrario de Dinamarca puede inspirar a otros Estados a eludir las directivas de la UE.

Esta fragmentación socava la ETIAS y entraña el riesgo de un trato desigual en función del país de entrada.

Equilibrio entre los derechos de los refugiados y las políticas nacionales

El cambio de política de Dinamarca refleja el difícil equilibrio al que se enfrentan los países entre los derechos de los refugiados y las agendas nacionales.

Los gobiernos deben proporcionar asilo a quienes huyen de conflictos, pero también controlar las fronteras y desalentar la explotación del sistema.

Encontrar un término medio ético es complejo, sobre todo teniendo en cuenta la diversidad de circunstancias entre las poblaciones de refugiados.

Como demuestra la nueva ley danesa, los gobiernos siguen debatiendo dónde deben trazarse las líneas en cuanto a normas y requisitos de residencia.

Con el aumento de los desplazamientos en todo el mundo, es probable que estos debates continúen.

Las naciones deben cooperar para cumplir sus obligaciones humanitarias.

Sin embargo, a nivel local, también responden ante los ciudadanos que cuestionan el impacto de la inmigración.

Dinamarca ofrece protecciones con las que muchos sueñan.

Sin embargo, para los refugiados, la posibilidad de regresar a casa puede tener ahora un coste demasiado alto.