Más de 600.000 solicitudes desbordan el sorteo de visados de trabajo para Italia 2024

Más de 600.000 solicitudes desbordan el sorteo de visados de trabajo para Italia 2024

La lotería anual de visados de trabajo de Italia para ciudadanos de fuera de la Unión Europea (UE), que se abrió el 2 de diciembre, se ha visto desbordada por más de 600.000 solicitudes previas de empresarios locales que quieren contratar trabajadores extranjeros en 2024.

Según un informe del Financial Times, esta asombrosa demanda supera con creces la cuota recientemente aumentada por el Gobierno de 136.000 plazas para 2024, lo que pone de manifiesto la grave escasez de mano de obra del país en todos los sectores económicos.

Cubrir la escasez interna

El Ministerio del Interior informa de que ha recibido 260.953 pre-solicitudes para empleos estacionales en turismo y agricultura, 253.473 para puestos no estacionales en construcción y comercio, y 86.074 para puestos domésticos y sanitarios.

Los comentarios de los líderes del sector indican que este repunte se debe a presiones demográficas de larga duración, más que a cambios a corto plazo.

El Oggi italiano predijo que en 2021 Italia tendrá más jubilados que empleados y que los jubilados aumentarán de forma constante en los próximos años.

Próximas reformas de la inmigración, pero insuficientes

Ante las peticiones de que se facilite la importación de mano de obra, el gobierno de coalición de derechas de la recién elegida primera ministra Giorgia Meloni ha aumentado lentamente las cuotas anuales de visados de trabajo, con el objetivo de llegar a 165.000 en 2026.

Sin embargo, destacados grupos del sector, como el sindicato agrícola Coldiretti, consideran que incluso las cifras propuestas para 2026 son insuficientes.

"En todos los sectores necesitamos gente", declaró el director de Coldiretti, Luigi Pio Scordamaglia.

El régimen también pretende complementar las cuotas con acuerdos especiales de inmigración para países como Túnez.

Sin embargo, los responsables de las asociaciones patronales siguen mostrándose escépticos ante la posibilidad de que estas reformas parciales puedan satisfacer la demanda de mano de obra, sobre todo si crece el sentimiento antiinmigración. Estas entradas ilegales podrían hacer que la gente desconfiara mucho de los trabajadores inmigrantes.

Cambios en las políticas de viajes y migración

La escasez de mano de obra en Italia podría influir en las decisiones políticas en materia de viajes y migración.

Porejemplo, la Comisión Europea (CE) tiene previsto poner en marcha elSistema Europeo de Autorización de Viajes (ETIAS) en mayo de 2025.

Diseñado para mejorar la seguridad y facilitar los viajes, el ETIAS exige a los ciudadanos de más de 60 países exentos de visado que obtengan una autorización previa al viaje antes de entrar en el espacio Schengen.

Aunque ETIAS se centra estrictamente en los visitantes de corta duración, no en los residentes de larga duración, podría influir indirectamente en las futuras políticas migratorias.

Su capacidad de recopilación y análisis de datos puede revelar nuevos datos sobre los movimientos transfronterizos.

Además, unas fronteras europeas posiblemente más estrictas en el marco del ETIAS podrían presionar a los gobiernos para que abrieran vías de inmigración alternativas.

Las normas de inmigración a largo plazo podrían endurecerse ligeramente

El dilema de Italia sobre los trabajadores inmigrantes extracomunitarios podría afectar sutilmente a las perspectivas de reubicación a largo plazo.

La reciente retórica gubernamental contra la inmigración ilegal deja entrever que se avecinan restricciones ligeramente más estrictas para las familias, los trabajadores y los estudiantes extracomunitarios que contemplen estancias de varios años.

Los acuerdos bilaterales propuestos con determinados países de origen representan otro mecanismo para filtrar las entradas de inmigrantes de forma más selectiva.

Pueden surgir excepciones notables para los puestos más cualificados en tecnología y gestión.

Los comentaristas predicen una intensificación de la competencia entre los Estados de la UE para atraer talento mundial, lo que podría relajar los requisitos para algunos profesionales de cuello blanco.

Sin embargo, más allá de ese posible nicho, los italianos que quieran contratar o patrocinar a trabajadores inmigrantes dentro del país parecen abocados a una ardua batalla.

Las cuotas aumentan, pero son incapaces de satisfacer la demanda. Además, persiste la resistencia pública a una mayor liberalización de los visados.

Mientras tanto, las presiones generadas por el dilema de Italia podrían repercutir en toda la UE si otros Estados miembros que se enfrentan a cambios demográficos similares se hacen eco de sus llamamientos a reformar los anticuados sistemas de inmigración.

El camino por recorrer

Mientras Italia se enfrenta a las presiones contrapuestas de empresarios y electores en materia de inmigración, los cambios políticos graduales pueden ayudar a encontrar un término medio.

Sin embargo, conciliar eficazmente las demandas laborales con la opinión pública para resolver los problemas de mano de obra requiere una visión más profunda.

A falta de reformas integrales, los próximos años pondrán a prueba la agilidad de Italia para diseñar sistemas de inmigración adaptables y con visión de futuro.

El éxito depende de que la opinión pública confíe en que la evolución de las políticas puede mantener la seguridad y, al mismo tiempo, abrir canales controlados para importar trabajadores extranjeros dispuestos a trabajar.

El objetivo es calibrar el dial de admisión no en función de quién llama más fuerte a la puerta, sino basándose en proyecciones fundadas de las necesidades laborales.

Si se consigue, Italia podría ser pionera en un modelo de inmigración que otros Estados europeos podrían imitar, convirtiendo los retos demográficos en oportunidades. El camino por recorrer sigue siendo largo, pero ya se vislumbra.